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No siempre daré la respuesta correcta. http://www.queridalarissa.tumblr.com

jueves, 23 de junio de 2011

Llamada perdida.

           Me desperté a mitad de la noche aquél día de verano, algo que se estaba volviendo usual en mi.

-¿Qué hora es?Tomé el reloj de la mesa de noche mientras entrecerraba mis ojos para ver mejor. 

04:23 AM.

Otro día empezado antes.

Volteé del otro lado de la cama y me acerqué al oído de quien me acompañaba.

-Nunca me dejas dormir.

 Besé su mejilla.
Acto seguido el joven de cabello castaño abrió los ojos y me miro fijamente.

Y por qué lo haría? Su voz era algo ronca, tal cual es la voz de quien acaba de ser levantadoTú tampoco me dejas dormir.

Le acaricié el cabello pero me quitó la mano.
Realmente detesto que se ponga de mal humor cuando no eh hecho nada.

Y ahora qué te pasa? – Pregunté
Nada, es sólo que realmente me enojo cuando no puedo dormir.

Me sorprendió su respuesta.

Pero si tú me despertaste.
Perdón pero al menos tú has dormido un poco esta noche, yo ni siquiera eso. No dejo de pensarte.

Se me hizo un nudo en el estómago.

Ahora me vas a decir que eres tú el afectado, ¿no?
Pudiste haberme contestado y comprobarlo.

Después de decirme esto desapareció su recuerdo.
Díganme, ¿estoy loca? ¿perdí la cordura por darle mirada, voz y hasta cabello a mi nostalgia?

Hubiera querido llamarlo. Si no lo hice fue porque no encontré mi teléfono.

Horas mas tarde, ya al despertarme por completo vi en la cocina mi celular y con este a las 04:23 AM su llamada perdida



¿Olvidarlo?

Por muy grande que sea tu ausencia,
aquí sigues, aquí sigues...



He olvidado formulas matemáticas por más que intentaron que me las aprendiera.
He olvidado la voz de mis compañeros del jardín de niños aún cuando fueron mis primeros amigos. Olvido a veces hasta lo que hice una noche entera.

Nunca he sido mala en eso de olvidar, tengo pésima memoria. No recuerdo nombres, rostros, cumpleaños, citas, compromisos. Hasta eh olvidado el color verdadero de mi cabello.

Pero ¿olvidarlo? ¿a él?

Hay cosas que están hechas para recordarlas para no olvidarlas. Talvez no estén presentes todos los días pero ahí están, no se van.

La primera vez que me subí a una montaña rusa, cuando se me cayó un diente, cuando me escape de mi casa en la madrugada, la primera vez que vi el amanecer.

Y existen otras cosas que por más que pasen los años se quedan contigo. No es que sean algo qué “recordar”, son mejor dicho cosas que se hicieron parte de ti mismo.

Cómo sonreír o bailar, saber que les gusta a tus mejores amigos, recordar tus sueños, conocer tus miedos.

Esto es él para mi.

No es un “recuerdo” que se pueda olvidar. Es más como algo intangible que se combinó conmigo.

El listón amarillo.

A veces las historias verídicas son mejores
que las que pasan por mi cabeza.


–  Ricardo ¡qué es eso que tienes en tu mano?
– Su liston.
– ¿Liston? ¿de quién?
– De ella.
– Con “ella” te refieres a Sof..
– Sí – Lo interrumpí. Siempre he odiado la idea que otro hombre diga su nombre, así se trate de un amigo.

Al escuchar la melancolía en mi voz supo exactamente lo que tenía que hacer. Después de esa clásica palmada en el hombro que entre hombres significa “estoy contigo”, se fue.

¿Qué tienen todos hoy que se van sin decir nada?
Así lo había hecho ella una hora atrás.

– ¡Tenemos que hablar de esto. Estoy harta que te escondas tras excusas tontas!
– No lo hago Sofía, es solo que ya me cansé. – Era mentira, Sí, sí me escondía. No, no estaba cansado. Pero por alguna extraña razón solo quería que ella me dijera el por qué debíamos estar juntos y al mismo tiempo no quería escuchar ni una sola de sus palabras – Quiero que te vayas.

– ¿ Qué dijiste?
– Lo que escuchaste, vete. – pero en mi mente decía un “quédate”.

Volteó a verme con sus ojos cafés, mientras pensaba que por favor no se nos saliera a alguno de los dos una lágrima.

– Ves esto? – Señaló nuestras iniciales en el árbol en el que yo estaba recargado. Las había puesto ahí ya que fue justo donde la conocí 10 años atrás colgada de una rama.
– Por favor déjame solo. – dije ya difícilmente.

Me di la vuelta queriendo que no se marchara y al mismo tiempo ya no verla.

¿Quién dice que las mujeres son las extrañas?

Llego un momento en el que todos nuestros años juntos dieron vueltas en mi cabeza.
La quería, no sé por qué estaba haciendo todo eso, por qué insistía.

Volteé para amarrarla en un abrazo pero ya se había ido.

En la rama solo se encontraba su liston amarillo.

(via Sea of Shoes)

lunes, 20 de junio de 2011

Prefiero apostar.

Nunca he sido mucho de apostar.
A decir verdad, cuando voy al casino solo veo a mis amigos perder y ganar.
Una vez platiqué con un hombre en un casino que confesó tener un gran gusto por esto. Me dijo que entre los grandes apostadores existe una "regla" que trata que el perdedor tiene una sola oportunidad de recuperar lo perdido. 

Esto me hace ver a las apuestas de una manera distinta.
Como quisiera que tantas cosas fueran así.
Cuidando no equivocarnos, claro.
Pero somos humanos cometemos errores, y si en dado caso pasara... que nos brindaran una oportunidad, aunque todas las probabilidades estuvieran en nuestra contra, tener siquiera una pequeña esperanza de creer que se puede recuperar algo que se dio por "perdido".
Eso es menos despiadado que decir un gran NO desde el principio ¿cierto?
Esto no pasa en la vida cotidiana, esto no sucede cuando uno comete un error...

Así que tal vez prefiera apostar.


miércoles, 8 de junio de 2011

Manteniendo promesas

Tenia que poner esta historia en papel.
Por ti, por mí.



  No entiendo, Sara ¿Qué hacemos aquí o qué estamos buscando?
  ¿Bromeas? ¿no reconoces este sitio?
  Claro que lo reconozco, es sólo que no entie...
  Shh, calla ¿escuchaste eso?
  ¿Qué cosa?
  Era él, lo sé. Era su voz
  ¿Qué? ¿Quién? Sara , ¿qué pasa?

Comencé a caminar alrededor de aquel cuarto húmedo y con olor a abandonado tratando de encontrarlo, había soñado yendo a ese lugar todo el mes pasado. Caminaba en círculos y me tope con la mirada de mi amiga, estaba parada justo donde se metía un rayo grueso de luz de luna entre el techo despedazado.

  Sara me estas asustando.

Mire sus ojos ¿cómo explicarle algo que ni yo entendía?

  Espera, tienes que esperar por favor. Eres mi amiga ¿cierto?
  Sí, Sara. Claro que lo soy pero...
  Entonces confía en mi. Esto es importante, se trata de él.
  Pero Sara, él ya no esta… ¿Qué pasa? Creí que ya estabas mejor.

¿Qué explicación podía darle? Si nunca nadie había entendido.
Sí, él ya no estaba conmigo pero eso no quitaba el hecho de que continuaba aquí, ¿cierto?
En ese lugar no sentía extrañarlo. Al contrario, era como haberlo recuperado.

Un crujido rompió el silencio; fue algo fuerte pero seco. No tuve miedo, sabía que todo saldría bien.

– Vámonos ya por favor.
  Tú vete, yo me quedo.

Me pidió con sus ojos grandes que fuera con ella pero la ignoré.
Se marchó.

Cómo te hecho de menos… Quisiera que algo hubiera quedado de nosotros. De ti. Que no te hubieras llevado lo mejor de mí.

El viento sopló tanto que me hizo pegarme a la pared sólo para que la mezcla de cenizas y polvo no entrara a mis ojos.
Deje resbalar mi cuerpo de la pared al suelo y entonces la vi. Era nuestra foto, donde odiaba como salía mi cabello y donde él se veía como siempre radiante, con sus ojos miel… y otra vez su voz escuché:

  Recuerda que dijiste que sólo llorarías una semana.

No sé si lo alucine, no sé si era él.

Fantasmas, ¿creen en fantasmas? ¿Creen que él sigue aquí? Díganme que sí.
Díganme que no me dejó sola en este mundo donde ya no podré verlo.
Donde por más que intente no podré encontrarlo.

 No te vayas… otra vez   le dije. Pero ya no tuve respuesta.

No sé cómo llegué a mi casa, pero en mi cama, observando aquella fotografía amarillosa recordé que ese día cuando mi cámara capto ese momento platicando él que me preguntó algo que jamás me había imaginado, fue solo unos meses antes del incendio.

  ¿Qué harías si yo me muriera?
  Ya Luis, no juegues con eso.
  No Sara, en serio. De seguro te pondrías bien gordita, con eso de que sólo conmigo sales a correr.
  ¡Já! Pues la verdad lloraría una semana nada mas y luego se me pasaría… Pero ya no hablemos de eso, no me gustan esas preguntas

Me besó.

- No te preocupes, fue simplemente una pregunta tonta, tú y yo jamás no nos separaremos. Es una promesa

De repente caí en cuenta que estaba en mi habitación. Con nuestra fotografía entre mis manos.

Dije una semana y ya va para dos años. Lo siento, no cumplí lo que te dije aquella vez, pero sigo con nuestra promesa.

domingo, 5 de junio de 2011

La taza de café



Me despierto cada mañana a prepararme mi café.
Y como siempre, despierto pensando en él.
Le pongo a esa bebida que me mantiene viva, una cucharada de vainilla, un poco de crema y dos de azúcar. Lo más alejado que se pueda de lo amargo.

Y pienso en él.

En cómo me levantaba llevándome café a la cama.
“Despierta, ya es de mañana” y acto seguido acariciaba mi espalda.

Eso es lo horrible de quererlo, de no tenerlo.
Que hasta mi taza de café se volvió uno más de tus recuerdos.



viernes, 3 de junio de 2011

En movimiento

  1. Movimiento… Lo que necesitamos en este mundo es movimiento, siempre movernos, nunca parar, nunca detenernos..
    El movimiento lo es todo. 
    Hacer que lo malo no te alcancé, dejar que lo bueno se mueva contigo.
    Si el tiempo no se detiene ¿por qué habrías de hacerlo tú?


jueves, 2 de junio de 2011

Flores amarillas.

Recuerdo este día como si fuera ayer.



Peleamos, caminas.

–  Espera, detente, no te vayas; si lo hicieras, contéstame ¿a donde irías?

Recapacita, obsérvame y respira.


Te detuviste.

Mirabas con exaltación.


No te preguntes que estaba haciendo. En esos momentos ni siquiera sé qué cosa me poseyó.

Recuerda quién soy, demuéstralo con un beso. No hace falta que digas mi nombre, podrían quitármelo y aún así sabrías quién soy yo. Soy aquella que te piensa en las madrugadas, que creyendo perderte ha tirado lágrimas en su almohada. La que lucha contra la distancia con llamadas largas, esa que tú crees fuerte y se rompe al tenerte ausente.



La que te extraña aunque no te hayas ido, la que ha peleado contigo innumerables veces y no te ha querido menos. Soy quien ha visto tus defectos y sigue firme, quien anhela que le tomes la mano. La que le dice a todos “estoy enamorada de alguien extraordinario”


Diste la media vuelta dispuesto a marcharte.


  ¿No te basta? ¿Quieres irte? Bien, la puerta abierta está pero déjame repito que soy yo quien te va a amar, soy yo a quien amarás.

Detuviste tu camino hacia la salida y aunque de espaldas estuvieras detecte que sonreías.



No importaba girabas la perilla

  ¡No te muevas! Te lo pido o te lo ordeno, ¡lo que quieras! Pero por favor ya no te muevas.


Quédate un poco, espera a que se te pasé el enojo, verás como en un rato querrás tenerme entre tus brazos. Mírame, ¿es que no reconoces este rostro?

Y en eso tu cabeza giró y con esos ojos me recorriste como si fuera la más tierna de las caricias.

– Sigo con este cabello enredado, que al igual que mi vida esta desordenado. Con mis párpados cansados de tanto que te he pensado, esos labios entre abiertos que tanto has extrañado, sigo teniendo este cuerpo que le exige al tuyo que se acerque, el cuello lleno de recuerdos y mi espalda que siempre besabas. Sigo siendo la misma, no he cambiado, te sigo amando.

Se hizo un silencio, mi voz se había quebrado pero estaba dispuesta a seguir intentando.

Abriste la puerta… me quede tiesa.
Vi como te ibas y aunque traté, mi voz no salía.
Salí corriendo hasta que alcancé a tu cuerpo, pues para mi eso eras: solo un cuerpo que se quería ir, pues tus pensamientos bien sabía que estaban conmigo.

  ¿En verdad te irás?
  Tengo qué… Escucha, tenía un nudo en la garganta es por eso que no hablaba, voy por esas rosas amarillas que tanto te encantan.. Espera, ¿qué pasa? ¡No llores! ¿En verdad pensabas que por tonterías te dejaría?



Missing my sunny roses

miércoles, 1 de junio de 2011

Pensamientos útiles.

Puedes perder gente, puedes tomar caminos equivocados, puedes cometer errores, puedes tropezar mil veces con la misma piedra, puedes sentirte morir, puedes no querer despertar.. y cada vez que te sientas así estaras rodeado de millones de pensamientos y sentimientos que puedes “agarrar” y llevarlos a acciones. Busca el que te haga sentir mejor, a veces tienes que levantarte solo para ajustarle cuentas a esta tan mencionada "chingada", que más de una vez nos ah llevado a todos.
No es sencillo, cuando la vida te da una bofetada,las palabras “Ser positivo” no sirven de nada. Pero la vida sigue y no te va a esperar.



"Tienes que aprender a elegir tus pensamientos tal como escoges la ropa cada día - Comer, Amar , Rezar"

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Los lentes de Camila

Siempre pensaba qué era lo que le veía de
maravilloso Camila a la vida.


Todavía recuerdo la primera vez que me peleé a golpes con alguien. Fue hace muchos años, con una niñita de mi primaria que se llamaba Camila.
Era la clásica niña que era amiga de todas, siempre tenía la estrellita en la frente, sus cuadernos tapizados de sellitos que decían "EXCELENTE TRABAJO!" y aunque eramos pequeños y no sabíamos nada del amor, todos los niños decían estar enamorados de ella.

Tenía los ojos mas verdes que jamás haya visto y el cabello color chocolate, ¿y qué decir de sus pecas? Si, Camila era a pesar de su corta edad, despampanante.
Recuerdo también que siempre iba muy arreglada a la escuela. Siempre llena de accesorios pero lo que siempre traía consigo eran unos hermosos lentes de sol muy coloridos.

La recuerdo tan bien, siempre sonriente, hablando de lo bonita que era la vida.
Era imposible no quererla pero ¿para qué mentir? ¡Moría de envidia! Hasta su nombre era bonito y fuera de lo normal. En ese tiempo, en mi salon había como 5 niñas mas con mi nombre (Alejandra) y no quiero pensar cuantas había en toda la escuela.

Siempre pensaba qué era lo que le veía de maravilloso Camila a la vida.
Hasta llegué a pensar que vivía en un palacio lleno de dulces y juguetes de lo feliz que era ella.

Un día de verano, Camila llegó como de costumbre, usando los bonitos lentes de sol tan oscuros que no se veían sus ojos color "moco" (como decíamos en ese entonces todas las niñas que la envidiábamos).

En el recreo me animé y fui con una actitud decidida hacia ella. Le pedí que me diera sus lentes, a lo que ella contestó que no podía prestárselos a nadie. Por más que insistiera no cambiaba su respuesta.
En realidad no sé en qué punto de sólo estirar mi brazo para tomarlos desde su rostro ya estaba sobre ella, las dos gritando y jalándonos el cabello.
No pasó mucho tiempo cuando los lentes ya se encontraban en mis manos y salí corriendo lejos de Camila que estaba a su vez parándose del suelo gritando el nombre de nuestra maestra.

Me escondí detrás de un resbaladero y me puse rápidamente las gafas.
Miraba detenidamente para todos lados, mis compañeros, el suelo, mis manos, el cielo. Estaba esperando ver algo distinto cuando algo me jalo por el brazo llevándome a rastras a la dirección.

Era mi maestra, que tenía una cara de enojo peor que la que ponía al no hacerle caso.
Una vez estando ya en la oficina del director, me preguntaron el por qué lo había hecho si no era una niña problemática.

Tengo el recuerdo de que lloré todo un mar pidiendo disculpas.
Y les expliqué que lo único que yo quería era ver el mundo a través de los ojos de Camila.