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jueves, 12 de julio de 2012

Relaciones destructivas

Te das cuenta que no funciona cuando los momentos
a su lado pesan demasiado.


Creo que he perdido la cabeza, tal y como tú lo hiciste.
En silencio contamos hasta diez para no estallar en gritos 
¿recuerdas cuando todo era  diferente? Yo tampoco.

Es enfermo que sigamos juntos pero sería todavía
 peor estar separados, ¿o no?
Escucha un poco, ¿nos escuchas? 
Hay que darnos cuenta cómo es que han cambiado 
nuestras voces cuando nos hablamos.
Me es difícil seguirte entre los escombros que dejamos.



lunes, 9 de julio de 2012

Hablando con el pasado.

Cuando el subconsciente nos habla, 
es mejor escuchar atentos.

— ¡Nos extraña! ¡Sé que nos extraña!
— Tú estás loco.
— ¡Nos sueña! ¡Sé que nos sueña!
— ¿Quieres dejar de decir tonterías? Está claro que ella no nos ha de extrañar, mucho menos nos va a soñar.

Sus ojos me miraron con reproche.
Ella quizá no nos extrañaba, pero nosoros no habíamos dejado ni un segundo de añorarla.

— Sí, tienes razón. No nos sueña, no nos extraña. A ti no, a mí sí. — me dijo con tono desafiante.

Me quedé en silencio unos segundos y le pregunté a qué se refería.

— ¿Cómo soñarte, cómo extrañarte, si no te conoce? Yo no te conozco. Me extraña a mí, al antiguo tú, al que la hacía reir y no llorar; el que la abrazaba y no la rechazaba. Qué tonto fui al decir que nos extrañaba. Me extraña a mí, no a ti.

Nos quedamos un tiempo en silencio cuando por fin se animó a hablar.

— ¿Porqué la dejaste ir? — Sus ojos se estabas humedeciendo.
— Tenía que ser así...
— No, no tenía. No tenía que ser así.
— Era lo mejor.
— ¿Para quién? ¿Para ti? ¿Para mí? ¿Para ella? Sabes que no lo fue; y venos aquí, pensando en ella. Diario te veo queriendo olvidarla, forzándote por no quererla... Cómo has cambiado; de mí a ti hay un abismo.
— De nosotros a ella existe el mismo abismo.
— Te equivocas. De ti a ella hay un abismo, de mí hacía ella son sólo centímetros.
— ¡¿Cuál es tu punto con toda esta plática?!
— No lo sé, tratar de razonar contigo es caso perdido. Pero recuerda que si la pierdes, no te lo perdonaré.
— ¿Y cómo la recupero?
— Recupérame a mí primero.

Suelo buscar en el lugar equivocado.