Olvídame pronto mi amor, pues si se
prolonga, el dolor se convierte en odio.
Vamos por el adiós numero 100 y aun así cada uno
me duele igual o más que el primero.
Quiero que te vayas, que no regreses,
pues sé que si vuelves será para irte otra vez.
Mira mis ojos, no quiero que pienses que es el enojo el que habla,
soy yo quien pide que te marches.
Ya conocí de ti lo que debía, tus sonrisas y tus despedidas.
¿Te acuerdas de ese momento de desesperación que compartimos,
cuando miramos a nuestro alrededor y nos dimos cuenta que
sólo compartíamos el color gris y unos cuantos gritos?
Terminemos la página y cambiemos de libro.
Este adiós hace mucho que debió haber sido definitivo.
Qué chido Larissa, no sabía que escribieras. Saludos, soy Manis. :)
ResponderEliminarMe quitaste las palabras de la mente.
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