Esforzarse para ti es cansarte
de pedirle al otro que haga algo.
Querido X:
Te escribo esto con la intención de cerrar ese círculo
nocivo que tenemos juntos. Una relación que se disfrazó de oveja siendo un
lobo.
No sabes querer.
No sabes querer por el simple hecho de que jamás has sido una
persona a la que le guste batallar. Y
querer, lamentablemente es muchas veces también esforzarse.
Quizás no tengas claro lo que es estar con alguien, quizás a
una parte inconsciente de ti ni siquiera le interese. Pero no puedo quedarme
callada ahora cuando por fin te veo con claridad.
Uno no elige a quien querer. Quizá si tuviéramos esa opción
los dos elegiríamos no querernos. Ambos por distintas razones. Tú por el
esfuerzo que eso requiere y yo… yo porque por más voluntad que le he puesto a
esto sigues encontrando distintas formas de demostrarme el poco valor que yo
tengo para ti. Pero como te dije, uno no escoge a quién querer. Pero sí cómo
quererlo.
Por favor no te confundas. Esto no tiene que ver con todos
los problemas que hemos tenido a lo largo del tiempo. Lamentablemente son cosas
que nos sobrepasan. Pero es la forma de cómo lidias, o mejor dicho la forma en
la que no lidias con estos lo que me hace ahora escribirte esto.
Buscar la forma de solucionar una dificultad no le place a
nadie, yo te entiendo. Pero la manera en la que lo haces… La manera tan cómoda
en la que me atas los brazos y pies y me pidas que haga algo y al mirarte y
pedirte ayuda digas que soy yo la “cómoda” que yo quiero que tú lo hagas todo…
¿a qué estamos jugando? Si soy yo la que te pide un descanso de esto.
Te escribo esto un tanto molesta, un tanto desilusionada y
un tanto triste. Supiste exactamente cómo hacerme creer en ti para que después
me dieras una patada en el estómago. Pero no es tu culpa. Fuiste un vendedor de
buena fe (porque creo fielmente que no estás consciente de tus errores), que
simplemente ofreció una mierda como producto. Yo fui la tonta que te lo compró
todo porque una parte de mí siempre creyó que eventualmente verías el cariño
que te tengo como algo por lo que, si bien para ti no vale a pena esforzarse,
por lo menos tratar de hacer las cosas bien.
Te deseo una vida fácil.
No sé si sepas sobrevivir con una
que no lo sea.