Escribirte es atreverme a morir un poco.
Junto con un cuenta
gotas lo que no me atrevo a decirte.
Lo pongo todo en una
caja y le pongo un listón.
Las palabras las
amarro a mi boca, me las trago.
Echan raíces en mi
pecho y lo presionan y lo agrietan, lo explotan;
van matando lo que
tiene dentro.
No juzgues mis
silencios, temo hablar.
Tus respuestas
siempre
terminan
siendo
la manera
más
efectiva de
acabarme